Nuevo libro: "Agua sucia", de Nemesio Díez Arce
El 18 de agosto de 1973, los habitantes de Irapuato fueron testigos y víctimas del desastre. Tras días de intensas lluvias, el desbordamiento de la presa El Conejo dejó a la ciudad bajo metros de agua. Y cientos de hogares, de vidas y de sueños, o probablemente miles, fueron destruidos. Son estas historias las que intenta rescatar Agua sucia, el nuevo libro de Nemesio Díez Arce.
“Lo recuerdo perfecto. Era sábado y me iban a llevar al cine. Recuerdo los gritos de `ahí viene el agua´ por parte de soldados en las calles. Recuerdo haber visto muertos y colchones sobre el agua. Recuerdo el color y el olor pútrido del agua. Y recuerdo el ulular del viento mientras pasábamos la noche en los pisos superiores de una harinera, entre molinos y lo que yo siempre pensé que eran fantasma de harina”, cuenta el autor en la introducción del libro.
El centro histórico de Irapuato, en el que la mayoría de las construcciones eran todavía de adobe, fue uno de los más afectados. Monumentos y casas fueron arrasados, dejando un gran vacío cultural y arquitectónico.
Familias enteras permanecieron durante días refugiadas en las azoteas, esperando una ayuda que tardó mucho en llegar por la inacción del gobierno. Los primeros reportes oficiales informaron sobre 62 personas fallecidas, a los pocos días la cifra aumentó a 123. Pero entre la gente se hablaba de cientos, y hasta de miles de muertos.
En 2019, el periódico El Sol de Irapuato dio a conocer en exclusiva un reporte oficial de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), en donde daba cuenta de que en la inundación hubo 5,312 personas desaparecidas.
¿Por qué el ocultamiento? Según un rumor de la época, ante el desborde inminente de la presa El Conejo las autoridades dinamitaron una de las paredes para evitar que estallara. Pero hicieron un mal cálculo y todo resultó peor.
“Esa dinamita cambió la vida de mucha gente, incluyendo la mía y la de mi familia”, recuerda Nemesio. Y es a través del relato de ficción, y una serie de personajes entrañables, que intenta salvar a esas vidas del olvido.
En Agua sucia, de Nemesio Díez Arce, la escritura es un ejercicio de memoria.

Sobre Nemesio Díez Arce
Nemesio Díez Arce nació en Irapuato, Guanajuato, en 1965. Estudió Ingeniería de Alimentos en el Tecnológico de Monterrey. Hizo estudios de posgrado en la Universidad Texas A&M y en la Universidad Iberoamericana de México. Trabajó durante 30 años en The Coca-Cola Company en México, Costa Rica y Estados Unidos. Hoy se dedica a la consultoría organizacional en temas de liderazgo y sostenibilidad, y es catedrático en la Universidad Anáhuac y en la Universidad Panamericana en la Ciudad de México.
Es un apasionado de la enseñanza, la pintura y, en particular, la escritura de cuentos cortos y novelas. Su primera libro, Tierra de manzanas, fue publicado en 2017.
Vive en Huixquilucan, Estado de México, con su esposa Julieta y sus tres hijos.
Agua sucia fue publicado por la editorial Autores del Mundo. Miriam Amezcua, de Reina Mab, fue la coordinadora general del proyecto. Y el prólogo fue escrito por la escritora colombiana Beatriz Rodríguez.
Agua sucia y el México de hace 50 años
A continuación, te comparto una charla que tuve con Nemesio sobre su segundo libro, que será presentado en las próximas semanas en la Ciudad de México.
- Todo escritor tiene un propósito, algo que quiere compartir con el mundo. ¿Por qué quisiste publicar Agua sucia?
- Lo definiste muy bien en la pregunta. El escribir Agua Sucia es un deseo de rescatar una gran historia para mí y para los que vivimos en Irapuato en aquella época. Y en realidad son muchas historias. El libro son viñetas de varios personajes, la historia de sus vidas y las horas que todos experimentaron durante los días de aquella inundación.
Aquel agosto de 1973 se me convirtió en un arquetipo personal, lleno de recuerdos de lo que yo viví y de lo que otros me contaron, o más bien de lo que recuerdo que otros me contaron. Mi propósito como autor es ciertamente lograr una historia que alguien se interese en leer, ese es el Santo Grial del que escribe, pero también lograr que el pasado no se pierda en el hoyo negro del olvido.

- ¿Qué recuerdos tienes de esos días y cómo los incorporaste en tus relatos?
- Uf, no acabaría de contestar esta pregunta... Todos los personajes e historias son ficticios, pero claro, basados en algún recuerdo personal o alguna historia que recuerdo que me contaron. La casa que describo es mi casa de la infancia, así jugaba yo en ella. ¡Mi familia fue propietaria de la panadería en donde ocurren las andanzas de Cosme, la calle llena de prostíbulos y bares era mi calle! El estacionamiento subterráneo donde tantos se ahogan verdaderamente existió.
El templo donde el padre Noé se encarama a la estatua del santo realmente existe frente a un monumento desde donde salían los desfiles escolares. Muchas casas pobres del vecindario verdaderamente se colapsaron. Y todo el mundo creyó que había sido el ejército quien dinamitó la pared equivocada de la presa. Yo, a mis 8 años, salí en hombros de mi padre rumbo al refugio de los pisos del molino, escuché el ulular del viento toda la noche y escuché a los soldados gritar: "¡Ahí viene el agua!".
El libro más fácil de escribir es aquel que consiste solamente en recordar.
- ¿Cuál fue el impacto de la tragedia?
- En lo particular no lo tengo claro. Muchos pensamos que los muertos no fueron 30, sino cientos o miles, pero nunca lo sabremos. ¿La gente lo recuerda? Seguramente hay muchos de mi generación que sí.
El México de hace cincuenta años era otro del de ahora, pero hoy en día me parece que estamos regresando a ese México donde se ocultaban las cosas y se pretendía, se pretende, que todo va bien, aunque se vaya caminando al abismo. Yo solamente espero que nuestra historia no sea circular. ¿Que dé vueltas? Ok, pero yendo hacia arriba. Ojalá.
- El libro está lleno de personajes diversos. Entrañables, odiosos, pintorescos... y siempre muy creíbles. ¿Cómo los creaste?
- Para mí es casi imposible crear un personaje completamente nuevo. Todos los personajes están basados en alguien recordado en diferentes grados de realidad, y adornado con recuerdos y ficciones. Pero al final, todos tienen algo de histórico y verdadero.
Hay por ahí algún fotógrafo que realmente quiere retratar fantasmas, seguro que hay un panadero que es santo en vida, claro que hubo en algún lugar un cura de barrio que hablaba con estatuas de santos. Y sí, hay algo de mi padre en Francisco Domínguez, y algo de mí en Paco Domínguez.
- Agua sucia es tu segundo libro... ¿Cómo fue tu experiencia como escritor esta vez?
- Este libro salió relativamente más fácil y rápido que Tierra de manzanas, uno agarra experiencia y “forma callo”, como en todo. Lo que cuesta, siempre, es empezar y tomar ritmo de escritura, para que no pase una eternidad entre capítulos. Pretendo lograr un tercer libro en menos de dos años. Ojalá.
- En cuanto a tu estilo, ¿hay algún autor por el que te sientas influenciado? ¿Qué tipo de libros y autores sueles leer?
- ¿Los autores que influyeron en mí? Por supuesto que Gabriel García Márquez y José Saramago. Estos son dioses literarios. Sus personajes, su narrativa, la manera de interactuar con el lector, su cinismo, su sarcasmo, su magia... Bueno, no sé, son ídolos personales.
Suena pretencioso esto que digo, pero la verdad es que creo que mi estilo es que lo escrito salga lo más honrado y auténtico posible. Si lo quiero decir de cierta manera, tengo que decirlo de esa manera.
- ¿Cómo y cuándo nace tu vocación por escribir?
- Por ahí del año 1996 o 1997, en una charla en casa de un amigo llamado Bruno, contaba yo las anécdotas de mi tiempo en la Tarahumara como voluntario en una misión jesuita. Y a Bruno le sale del alma decirme "¿por qué no escribes eso?, se ve que tienes historias para un libro". Y pues le tomé el consejo.
Me tardé años en publicar ese libro, pero esa pregunta me inspiró y ahí nació la cosa. Por cierto, gracias Bruno.
- ¿Qué consejo le darías a alguien que sueña con publicar su primer libro pero no sabe ni por dónde empezar?
- Perdón el sarcasmo, pero mi primero consejo es que lo escriba. Ahora bien, luego yo le diría que, para publicar un libro, lo primero primero es de verdad creerse que todos tenemos historias que vale la pena contar. Yo dudo que la vida de alguien no contenga cosas interesantes, que den ideas interesantes, que lleven a libros interesantes. Aún si has vivido en una cueva toda tu vida, esa es una gran historia que contar.
Un libro se escribe, creo yo, poniendo en un papel, en una página que puedas poner a tu vista siempre, la gran idea que quieres transmitir y los capítulos que quieres contar. Y luego le inventas un primer título. Pegas eso enfrente de ti y comienzas a escribir.
Y bueno, si de verdad estás empezando, aquí va el gran tip. Trabaja con gente como Miriam Amezcua y el equipo de Autores del Mundo. Para la publicación de esta segunda novela me ayudaron mucho en la última etapa, la del diseño, la impresión y el ebook, pero por supuesto apoyan desde el principio del viaje.
Dónde comprar el libro
Agua sucia, de Nemesio Díez Arce, está disponible en versión impresa y digital.
Si quieres comprar el libro físico puedes hacerlo en mi tienda en línea.
El ebook está a la venta en Amazon, Apple Books y Google Play Books. También en las plataformas digitales de Casa del Libro, Librerías Gandhi y Barnes & Noble.
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