Si amas escribir, seguramente esperas que siempre sea una experiencia creativa y gratificante. Pero la realidad es que muchas veces se convierte en una fuente de dudas, ansiedad y frustración. Porque quizá sientes que no logras reflejar tus ideas con claridad, o que tu estilo no es original. Tal vez has intentado escribir un libro varias veces, pero te cuesta ser constante o no logras superar tus bloqueos creativos. O puede que, después de horas de trabajo en la computadora, releas tus textos y sientas que nunca serás lo suficientemente bueno. Si alguna de estas situaciones te resulta familiar, no estás solo (todos hemos pasado por esto en algún momento). Y por eso hoy quiero compartirte una guía completa sobre cómo ser un buen escritor.
La buena noticia es que escribir bien no es cuestión de tener un talento innato, sino de práctica, estructura y herramientas adecuadas. ¿Quieres convertirte en el próximo Mario Vargas Llosa? Bueno, ese es otro boleto. Pero en este artículo descubrirás consejos y estrategias concretas para ganar confianza en tu escritura, desarrollar una rutina efectiva y aprender a crear textos más claros y atractivos.
¡Hola! Gracias por ser parte de esta comunidad de escritores y emprendedores. Y si es tu primera vez en mi blog, me presento. Soy Laura Suárez Samper. Periodista, escritora y editora de libros. Trabajo con Autores del Mundo, una editorial internacional con oficinas en México, Argentina y Brasil. Ayudamos a autores independientes a idear, escribir, editar y publicar un libro con un sistema simple y profesional. Ah, y con una calidad editorial garantizada. En 10 años de trayectoria, llevamos más de 6,500 títulos publicados en toda América Latina.
Como escritor, no necesitas esperar a la inspiración ni compararte con autores más experimentados: con el enfoque correcto, un poco de paciencia contigo mismo y mis consejos, podrás ver mejoras reales en tu trabajo en el corto plazo y, sobre todo, podrás disfrutar más el proceso.
En este post vas a descubrir:
La escritura es un proceso en permanente evolución, y pequeños pasos generan grandes cambios. Y lo primero que necesitas entender es qué hace un escritor. Vamos a empezar por ahí.
Un escritor es una figura fundamental dentro de los industrias culturales y creativas, pero su trabajo de difusión del conocimiento también lo vuelve importante en otros sectores como el emprendimiento, la ciencia, el periodismo, y la política. Puede escribir un cuento, una novela o la letra de una canción, pero también guías de negocios, papers académicos, crónicas y discursos.
Ahora, ¿cuál es la diferencia entre un escritor y un redactor? En general, los escritores trabajan en forma independiente para editoriales, periódicos o revistas; o tienen un empleo, se dedican a escribir sus obras en su tiempo libre y se autopublican. Los redactores, en cambio, producen contenidos puntuales en diferentes formatos y forman parte de una editorial o una agencia (por ejemplo, de marketing).
En cuanto a qué hace un escritor, más específicamente el escritor de un libro, su rutina va más allá de sentarse a escribir todas las mañanas o durante los fines de semana. Es que hay toda una serie de actividades previas y posteriores al momento de producir un texto, y que permiten a un autor aprovechar al máximos sus conocimientos y habilidades.
Al igual que un periodista, un escritor dedica gran parte de su tiempo a leer otros libros y contenidos que lo ayuden a conocer a fondo el tema sobre el que quiere trabajar, a mejorar sus habilidades técnicas para contar mejor una historia o explicar conceptos complicados, y a encontrar nuevas ideas y desarrollar su creatividad.
No importa si se trata de un novelista, un coach de negocios o un psicólogo, un escritor también busca datos e información para su libro a través de entrevistas, visitas a museos y archivos históricos, o documentales. Piensa por ejemplo en el autor de una novela histórica ambientada en tiempos de la intervención francesa en México, que necesita saber cómo se vestía la gente en esa época, qué comía y cómo socializaba.
Para avanzar de manera ordenada a través del proceso de escritura, necesitamos apoyarnos en una pauta editorial donde estén definidos el tema principal, los capítulos y las secciones especiales de un libro de negocios; el arco narrativo de un cuento; o la caracterización de los personajes de una novela. Además de ahorrar tiempo y ayudarnos a enfocarnos y escribir mejor, esta herramienta es sumamente útil para superar los bloqueos creativos.
Si te sigues preguntando cómo ser un buen escritor, ahora sí llegó el momento de aprovechar todos los recursos que te generaron tus lecturas e investigaciones, consultar la pauta editorial... y empezar a escribir.
El proceso de redacción del manuscrito de un libro tiene dos etapas.
✓ Redacción del borrador. Se trata de la primera versión del texto del libro. Aquí lo importante es soltar la mente para que aparezcan las ideas y podamos expresarnos, sin pensar tanto en términos de estructura o gramática.
✓ Primera revisión del texto. Cuando termina cada capítulo, el autor lo lee y presta especial atención a aspectos como la coherencia de la narración, la repetición de conceptos o los errores de ortografía, y hace las correcciones y los ajustes necesarios.
El proceso de edición de un manuscrito se enfoca en el estilo, para asegurar la coherencia, claridad y fluidez de la narración. Aunque a veces queda en manos del propio escritor, lo ideal es contratar a un editor profesional, con experiencia y con una mirada fresca sobre el texto. Lo mismo aplica para un corrector, que se va a encargar de la puntuación, la ortografía y los errores de tipeo.
Una vez que el editor y el corrector hicieron su trabajo, es muy importante que el autor revise el contenido por última vez y apruebe todos los cambios. Y por supuesto es clave que, más allá de los errores o su falta de experiencia como escritor, su estilo sea siempre respetado.
Los escritores más exitosos y prolíficos son talentosos, pero son más disciplinados. Y la disciplina no solo es importante para escribir cada día, sino para organizar las ideas, enfocarse, superar la falta de inspiración y redactar mejor.
Así que crear una rutina de escritura es imprescindible, sobre todo si estás dando tus primeros pasos. Y estas son las claves que tienes que tener en cuenta.
No hace falta que escribas por horas y horas. Empieza de a poco, con 30 minutos diarios, y cuando te sientas más cómodo amplía tus sesiones a una hora. La clave es la constancia, en tres meses te vas a sorprender con los resultados.
En cuanto al horario, piensa cómo funciona tu energía a lo largo del día. Para las tareas creativas, para mí son ideales las mañanas, bien temprano, cuando estoy libre de interrupciones.
Trabaja en un espacio de trabajo limpio y ordenado, que incluya elementos que te inspiren y te hagan sentir bien, como imágenes de tus escritores favoritos o un ramo de flores frescas. Para calentar motores, vístete con prendas cómodas, prepárate una bebida caliente y pon música relajante de fondo. Hay personas a las que también les funciona meditar o hacer ejercicio antes de sentarse frente a la pantalla.
Si un día te sientes inseguro, o angustiado, no intentes ignorarlo. Por el contrario, ser consciente de lo que nos pasa es fundamental para no dejarse dominar por la negatividad, para darle espacio y para seguir adelante con la escritura o cualquier trabajo creativo que estemos realizando. Y recuerda: para un escritor siempre habrá días malos, y es perfectamente normal.
Si quieres saber cómo ser un buen escritor, tengo que decirte que uno de los factores de motivación más poderosos es contar con alguien que esté al tanto de tu proyecto y al que tengas que rendirle cuentas de tus avances. Puede ser un editor, un coach motivacional, incluso un amigo que también esté trabajando en un libro y con quien puedan apoyarse mutuamente. Es importante que sea alguien en quien confíes, pero que sea disciplinado (o al menos más disciplinado que tú) y que también esté comprometido con su proyecto.
Una vez que terminaste tu sesión, no te desconectes de tu obra. Lleva siempre una libreta contigo y toma nota de todo lo que ves, escuchas y lees, y que podría ser útil para resolver un conflicto, o presentar a un personaje.
Recuerda que mientras vives, sigues escribiendo. Y la escritora Natalia Goldberg lo explica de manera maravillosa en su famoso libro Escribir desde los huesos:
Esta no es tu última oportunidad. Si hoy dejaste escapar el ratón, lo tendrás mañana. Nunca dejas de ser quien eres. Si eres escritor cuando escribes, también eres escritor cuando cocinas, duermes, caminas. Y si eres madre, pintora, caballo, jirafa o carpintero, eso también lo llevarás a tu escritura. Viene contigo.
Escribir no es fácil, y convertirse en un autor publicado requiere mucha disciplina y dedicación. Pero con estos consejos no solo vas a avanzar en tus objetivos, sino que también vas a pasarlo bien. Y antes de que te des cuenta, vas a tener un manuscrito listo para presentar a una editorial, o para publicar por tu cuenta.
En 2001, Ray Bradbury dio una charla en un simposio de escritores organizado por la Point Loma Nazarene University, en California. Allí habló sobre su experiencia, sus hábitos y algunas de las prácticas que hicieron de él uno de los autores más emblemáticos de la ciencia ficción.
A partir de esta plática, el autor y ensayista Colin Marshall resumió los 12 consejos de Bradbury sobre cómo ser un buen escritor y mantener viva la creatividad, y los publicó en el sitio
Open Culture.
#1. No empieces por escribir novelas. Toman mucho tiempo. Empieza escribiendo "una cantidad endemoniada de cuentos", al menos uno por semana. Y tómate un año para hacerlo. Bradbury asegura que simplemente no es posible escribir 52 historias malas al hilo. Él esperó hasta los 30 para escribir su primera novela, Fahrenheit 451. "Y valió la pena esperar, ¿eh?"
#2. Puedes amarlos, pero no remplazarlos. Ten esto en mente cuando intentes, consciente o inconscientemente, imitar a tus escritores favoritos. Justo como Bradbury imitó a H.G. Wells, Julio Verne, Arthur Conan Doyle y L. Frank Baum.
#3. Examina la “calidad” de los cuentos. Bradbury sugiere leer a Roald Dahl, Guy de Maupassant y los menos conocidos Nigel Kneale y John Collier. Nada en la revista The New Yorker de la época le llenaba el ojo, pues encontraba que esas historias “no tenían metáfora”.
#4. Llena tu cabeza. Bradbury se veía a sí mismo no como un novelista nato, sino como "un coleccionista de metáforas". Y por eso recomendaba a los escritores principiantes que leyeran todo tipo de obras, para ampliar sus herramientas y luego ser capaces de crear sus propias metáforas. Antes de dormir, recomendaba leer un cuento, un poema (pero Pope, Shakespeare y Frost, no la "basura" moderna) y un ensayo. Según el escritor, los ensayos podían ser de una gran variedad de campos, incluyendo arqueología, zoología, biología, filosofía, política y literatura. "Al final de mil noches... ¡Dios!, estarás lleno de cosas."
#5. Deshazte de los amigos que no creen en ti. ¿Se burlan de tus ambiciones de escritor? La sugerencia es que los despidas sin demora.
#6. Vive en la biblioteca. No vivas en tu "maldita computadora”. Bradbury no fue a la universidad, pero sus insaciables hábitos de lectura le permitieron "graduarse de la biblioteca" a los 28.
#7. Enamórate del cine. Preferiblemente del viejo.
#8. Escribe con alegría. "Escribir no es un negocio serio". Si una historia comienza a sentirse como un trabajo, deséchala y comienza una nueva. "Quiero que envidien mi alegría."
#9. No planees ganar dinero. La esposa de Bradbury "hizo un voto de pobreza" para casarse con él. Solo hasta los 37 pudieron comprarse un auto.
#10. Haz una lista de 10 cosas que amas y 10 cosas que odias. Luego escribe sobre las primeras y "mata" las segundas –también escribiendo sobre ellas. Haz lo mismo con tus miedos.
#11. Escribe cualquier cosa vieja que surja en tu mente. Bradbury recomienda la asociación de palabras para romper cualquier bloqueo creativo, pues "no sabes lo que hay en ti hasta que lo pruebas".
#12. Recuerda, cuando escribes, que lo que estás buscando es que una sola persona llegue y te diga: "Te amo por lo que haces". O que, en su defecto, buscas a alguien que llegue y te diga: "No estás tan loco como la gente dice".
Antes de cerrar esta entrada sobre cómo ser un mejor escritor, quiero dejarte 13 consejos para que puedas escribir textos más claros y atractivos. Eso es lo más importante cuando das tus primeros pasos en la escritura.
Si te comprometes con tu carrera como autor, y con el tiempo, la práctica y la experiencia, vas a desarrollar un estilo propio y vas a ser capaz de escribir de forma más elaborada. Pero si eres un escritor principiante, no importa si te dedicas a la ficción o a la no ficción, tienes que enfocarte en que tus textos sean fáciles de leer y comprender. Y estos son los tips que mejor me funcionan, y que puedes aplicar también para escribir textos más cortos, como un artículo para un blog.
Antes de empezar, define claramente el objetivo de la sesión. Porque al trabajar en un manuscrito hay que enfocarse no solo en las palabras, sino principalmente en las ideas que se quieren transmitir. Por ejemplo, si estás escribiendo un cuento, un día tu meta podría ser revelar el origen del conflicto entre los personajes principales.
Una obra literaria o de no ficción es lenguaje en acción, está compuesta por palabras, frases y párrafos. Y es normal que, si no tienes experiencia como escritor o redactor, al principio te sientas un poco abrumado. Así que, como primer paso, escribe oraciones sencillas y respeta el orden lógico de sujeto, verbo y predicado (más complementos). Por supuesto, puedes cambiar esta estructura cuando quieras destacar algo de una oración.
Como regla general, evita que las oraciones superen las tres líneas de extensión, y los párrafos, las 12 líneas. Cuando una oración sea demasiado extensa, puedes sustituir un conector (como “luego” o “después”) por un punto.
Recargar una oración con demasiados verbos puede generar errores de concordancia y confundir al lector. Esta regla no aplica para infinitivos, gerundios y participios.
Aprovecha los signos de puntuación para darle más expresividad al texto, y organizar mejor la información en cada oración o párrafo.
De lo contrario, vas a limitar el flujo natural de la lectura. Los incisos son bloques informativos separados de la secuencia de la narración, que se usan para introducir datos complementarios. Podemos introducirlos a través de tres signos de puntuación: los guiones, la coma y el paréntesis. Ejemplo: “El doctor, que no tenía mucha paciencia con su asistente, cortó la llamada.”
Ayudan a hacer más fluida y ordenada la lectura, a descansar la vista y a darle tiempo al lector para comprender un concepto o una metodología. Esto aplica en especial para los libros de no ficción.
Esta es otra estrategia efectiva para hacer que un texto de no ficción sea más fácil de leer y comprender. También puedes recurrir a los recuadros, y destacar frases, reflexiones o conclusiones.
Muchos autores buscan consejos sobre cómo ser un buen escritor, pero a menudo olvidan algo muy sencillo: que cuanto más rico es tu vocabulario, mejor escribes. Busca entonces sinónimos o conceptos similares para enriquecer tu texto y evitar que parezca repetitivo. El idioma español es muy rico, aprovéchalo. Y de nuevo, lee todo lo que puedas.
Las descripciones son importantes para una buena narrativa, pero abusar de palabras como "increíble", "malo", "muy", "realmente" o "quizás" no le va a sumar nada a tu texto. Como dijo el cuentista Horacio Quiroga, "inútiles serán cuantas colas de color adhieras a un sustantivo débil".
Para que la lectura no se sienta cortada y haya una secuencia en el mensaje, la idea de cada oración debe estar conectada con la anterior y con la siguiente. Además, no abuses del punto seguido.
Se trata de esas palabras o frases que repetimos mucho al hablar y que en ocasiones llevamos a un texto. Cada país tiene las suyas. Y si se abusa de ellas, bajan la calidad de un escrito.
Trabaja en tus textos, pero no olvides cuál es tu voz, tu tono y tu estilo de escritura. Como dijo Bradbury, no trates de imitar a nadie. Ni de sonar muy diferente a cómo hablas. Y claro, no escribas sobre temas sobre los que no tienes ni idea.
Por último, para producir textos de calidad es importante que sepas cómo evaluarlos y mejorarlos, de la manera más objetiva posible y sin sentirte desmotivado. Y con estos sencillos pasos, vas a lograrlo.
Lee tu texto tres veces. La primera vez, enfócate en la claridad de cada oración y de cada párrafo, y en la fluidez de la narración. La segunda, en las palabras repetidas, los errores de ortografía y de puntuación. Y dedica la tercera lectura a un revisión final. Es importante que no caigas en el perfeccionismo, porque siempre sentirás que tu texto puede ser mejor. Pero en un momento tienes que dejarlo ir y siempre podrás apoyarte, cuando el manuscrito esté terminado, en un editor profesional.
Este ejercicio te va a ayudar a confirmar si el texto fluye. Si, por ejemplo, al leer una oración te quedas sin aliento, quiere decir que necesitas añadir un punto o eliminar un inciso. Con la lectura en voz alta vas a detectar también palabras que producen cacofonía, o repetición de sonidos, para poder reemplazarlas con otras dentro de una misma frase. Ejemplo: “Parece que aparece”.
Entender cómo ser un buen escritor significa entender también que, como todo en la vida, más no siempre es mejor. Y que un buen texto no se califica por su extensión. Así que respira hondo y deshazte de las oraciones o párrafos que no le aportan nada a la historia, a un personaje o al concepto que intentas transmitir.
Un párrafo que para ti es completamente comprensible, o capaz de transmitir una emoción, para el lector puede que no lo sea. Así que no asumas que tu intención es obvia para todo el mundo, y trabaja bien en la definición de conceptos y en la descripción de personajes.
Pídele a alguien de tu confianza, que cumpla con el perfil de tu lector objetivo y que no sea un especialista en redacción, que lea tu manuscrito y te dé su feedback. Este ejercicio es muy útil para detectar qué ajustes finales tienes que hacer y si vas por el camino correcto.
Leer como un escritor significa analizar los textos con una mirada crítica y técnica, más allá de solo disfrutar la historia o el contenido. Es una forma de lectura activa en la que observas cómo está construida una oración o un párrafo, y tratas de entender qué los hace efectivos o no. Entre otros puntos, debes prestar atención a la estructura (cómo está organizado el texto), el estilo (tipo de lenguaje, ritmo y cadencia), los recursos narrativos y las técnicas del autor (como el uso de metáforas o la forma de crear suspenso).
En resumen, no todos nacemos con el talento para escribir de un autor consagrado. Pero dominar el arte de la escritura no es un misterio, y ahora ya sabes que las claves más importantes son las ganas de aprender, la humildad, la práctica constante para mejorar tu técnica y la lectura de buenos libros. No tomarse tan en serio también ayuda.
Espero que este post sobre cómo ser un buen escritor te deje con una nueva perspectiva sobre este reto tan emocionante. Y que mañana, por fin, te animes a arrancar con esa biografía o ese libro de negocios que tienes en la cabeza desde hace tanto tiempo.
Y de nuevo, ¡no tienes que hacerlo solo! Si quieres trabajar con un equipo de editores profesionales y con años de experiencia en la industria del libro, no dudes en contactarme.
Podemos ayudarte a trabajar en la idea de tu obra y en su estructura, en la redacción del manuscrito, en la edición y en la corrección, para que te conviertas en un autor publicado en pocos meses. Si estás listo y quieres saber más, puedes agendar una consulta gratuita conmigo.
Fotografía: Ron Lach, Pexels.
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